5- Cualidades del facilitador en la Educación a Distancia.
Sobre las cualidades o perfil ideal que debe poseer un docente
de la enseñanza presencial se han realizado muchas
investigaciones. Autores como Baley Cox y
Jones (Men. en Pryecto Pated 1, 1996, pag. 224)
han elaborado un listado de las cualidades de ese
profesor ideal. Entre ellas están
-
Madurez emocional.
- Buen carácter y sano juicio.
-
-
Comprensión de sí mismo.
-
Capacidad empática.
-
- Inteligencia y rapidez mental.
- Cultura social.
- -
Estabilidad emocional.
-
Confianza
inteligente los demás.
- -
Inquietud cultural y amplios intereses. -
Liderazgo.
En el caso específico de la Enseñanza a
Distancia la mayoría de los autores sólo se detienen a enfocar
cinco cualidades ideales del buen facilitador u orientador y son
éstas:
Mediante la cordialidad el facilitador trata de
conseguir que el participante se sienta bienvenido, respetado y
a gusto. Se puede mostrar la cordialidad de
diferentes formas:
- Mediante el lenguaje corporal, contacto visual, expresión del
rostro.
--
-
El tono de voz.
-
-
Lo que se dice y escribe y cómo se dice.
Hay situaciones que dificultan la cordialidad.
Los sentimientos interfieren en la comunicación de
cordialidad, tal sería el caso que el facilitador tenga un
problema personal o no se sienta bien física o psíquicamente.
La falta de seguridad en sí mismo, la timidez hace que
algunos facilitadores no se muestren cordiales en la
comunicación con sus participantes. Además,
resulta difícil ser cordial con participantes desagradables,
airados, deprimidos por cuestiones ajenas al estudio que
realizan.
El facilitador debe mantener la comunicación con el
participante en un marco de respeto y atención.
Debe aceptar y ayudar al participante como es y no
pretender hacerlo a su medida. Una postura
excesivamente crítica hacia la persona del participante puede
romper la comunicación, la cordialidad y la cercanía.
Desde que Rogers analizó profundamente el concepto de
empatía, el mismo se hizo famoso. La empatía
significa sentir la tristeza, alegría o la satisfacción del otro
en la forma más cercana a como éste lo siente; es decir,
comprender desde dentro los sentimientos de la otra persona.
Aquí la autenticidad es sinónimo
de cierto. Consiste en no crear en los
participantes expectativas que en el curso no se van alcanzar y
que no podemos ofrecerles.
Debemos mostrar una actitud de interés por lo que el
participante nos cuenta. Tenemos que mostrar
que se está escuchando, que el participante tiene muestra
atención. Se entiende por escucha
inteligente aquella que permite que el facilitador entienda
e interprete lo que el participante dice o lo que no dice,
consciente o inconscientemente.
Existen sugerencias para cultivar la capacidad de
escucha, siguiendo a Spencers y Rogers, se destacan las
siguientes:
1-
Dar tiempo al alumno para que plantee su problema, sin
interrumpirle y sin hacer comentarios ni preguntas.
2-
Mostrar al participante que se le está escuchando.
Puede ser mediante señales o palabras breves (sí, claro,
hum, uh,-uh.)
3-
Cuando se habla con el participante, conviene evitar preguntas
que pueden responderse con un si o un no o preguntas que
comiencen con un ¿por qué?. Estas preguntas
hacen que el participante se sienta interrogado y lo ponen a la
defensiva.
4-
Para facilitar el flujo verbal del participante y la
comunicación, se recomienda la técnica de la reflexión o reflejo
que consiste en resumir o parafrasear el sentimiento o idea
dominante de lo que acaba de decir el participante, omitiendo
toda valoración crítica u opinión.
Hay situaciones que suelen dificultar la escucha:
-
El cansancio, el
cual interfiere en una escucha atenta, ya que por la fatiga la
mente comienza a divagar.
-
Impaciencia.
Desear que el alumno se exprese con rapidez y precisión
para aligerar la conversación.
-
-
Falta de costumbre o formación. Son muy
pocos los que han recibido instrucción para una escucha eficaz.
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