6. Factores a considerar al momento de elaborar las pruebas.

      Los factores a considerar al momento de elaborar las pruebas, son igualmente válidos tanto para las pruebas presenciales, como para la evaluación a distancia  e incluso para las de autoevaluación.

     Esta forma de evaluación del proceso o evaluación continua a distancia garantiza un estudio sistemático y eficaz y comporta otras ventajas como éstas (García Aretio):

  •  Suponen un control periódico del progreso académico de los participantes, posibilitando una evaluación continua.

  • Obligan a estudiar, dado que es preceptivo el envío de la prueba al centro o al tutor en una fecha determinada.

  •  Este estudio lo realizará el participante de forma sistemática, ya que la prueba se ajustan a las partes de la materia que se calcula debe haberse aprendido en una determinada unidad de tiempo, evitando así la sobrecarga de estudio de unas fechas determinadas.

  •  Ayudan a retener los aspectos fundamentales de la materia.  El participante habrá de insistir en los puntos no suficientemente asimilados que son motivos de preguntas, con el fin de retener los conceptos fundamentales y, de esta manera, convertirse en un auténtico protagonista de su aprendizaje.

  •  Se utilizan como elemento de comunicación bidireccional, dado que habrán de ser devueltos /normalmente por el tutor/ con la corrección de errores, calificación y las pertinentes orientaciones.

  • El conocimiento, por parte del participante de los resultados de su aprendizaje y la correspondiente orientación sobre el mismo, actúa de fuerte incentivo para la mejora en cantidad y calidad de los futuros.

  •  Se obliga al participante a no limitarse en su estudio en la consulta del material estrictamente obligatorio, al solicitársele respuesta a cuestiones que requieran la reelaboración, análisis de enfoques distintos o relación entre ellos, entre otros, que ponen al participante en situación de verse obligado a acudir a otras fuentes bibliográficas o profundizar en las de estudio obligatorio.

  •  Se exige, en algunos casos, la postura personal en determinadas cuestiones, que requerirán la reflexión y estudio en profundidad de todo tipo de material.

  •  Sirven de entrenamiento, en caso para la realización de las pruebas presenciales, al deber estar estructuradas en forma similar, en cuanto al contenido y estilo de las cuestiones, aunque requieran un tiempo superior para ser completadas que las personales.

  •  Orientan a los facilitadores para detectar los bloques de la materia en donde existen mayores lagunas en el aprendizaje de los participantes, para poder insistir, bien en sesiones presenciales de tutoría, o a través del contacto postal, telefónico o informático, en la resolución, discusión y análisis de las mismas.

  •  Los redactores de las pruebas pueden averiguar, al igual que los tutores, dónde se centran las dificultades más típicas de la materia, así como, dónde se detectan los fallos más notables en la propia redacción de estas pruebas.

  •  Se establece el oportuno requisito administrativo para completar esas pruebas, sin las cuales, generalmente, no puede superarse la materia en cuestión.

García Aretio, propone los siguientes criterios al momento de realizar las pruebas:

Consideración de los objetivos.

      En toda prueba se debe ajustar la redacción de las preguntas a todos y cada uno de los objetivos previamente requeridos.  Ha de evaluarse lo que se pretendía que aprendiesen los participantes.  En definitiva, el contenido de la pregunta ha de ser siempre relevante y estar de acuerdo con los objetivos.  Por tanto, siempre debe prenscindirse de minucias y de la erudición sin relevancia aunque el número de items sea elevado.

Proceso mental que se pretende evaluar.

Incluir en la prueba preguntas que evidencie el tipo de prueba mental que se pretende que muestre al participante (describir, comparar, relacionar, analizar, sintetizar…)  Pero a éste le debe quedar meridianamente claro qué es lo que se está requiriendo en la correspondiente pregunta.

Enunciado de las cuestiones.

Huir de enunciados o pies similares a los epígrafes que aparecen en el material estudiando, dando cierta originalidad a la pregunta, organizando la cuestión de manera diferente, para que el participante tenga que seleccionar adecuadamente.  Pero procurando ceñir las cuestiones estrictamente a lo que debe haber asimilado el participante a través del material didáctico puesto a su posición.

Tiempo concedido al participante para responder.

     Calcular adecuadamente el tiempo medio requerido para responder a la prueba propuesta.  El participante debe tener garantía de poder responder satisfactoriamente a las pruebas en el tiempo concebido.

 Univocidad de la pregunta.

      Cuidar la formulación de las preguntas, de forma que todos puedan entender lo mismo.  La redacción de las cuestiones será clara y precisa.  Habrán de evitarse cuestiones que lleven al equívoco, preguntas con doble sentido, capciosas, confusas, etc.., que desvirtúan con frecuencia la valoración adecuada de cada participante.

Instrucciones para cumplimentar la prueba.

        Determinar con claridad las instrucciones que ha de seguir el participante para la correcta realización de la prueba.  Dar orientación sobre la distribución del tiempo en pruebas que se compongan de más de un tipo de instrumento; criterios de valoración de las partes del examen o de las preguntas (fórmula que se aplicará, penalización de errores, etc..; indicaciones sobre la forma de responder: en la misma hoja, en papel aparte, rodeando con un círculo, tachando, con lápiz o bolígrafo, etc.., y otras consideraciones adaptadas al curso en cuestión que eviten calificaciones que no respondan a la realidad de lo que sabe cada uno.

Estructura de la prueba.

-  Evitar que en una pregunta se encuentre la pista para responder correctamente a otra.

-  Agrupar los ítemes según el tipo de prueba objetiva.  No convendrá mezclar, por ejemplo, respuestas de asociación, de doble alternativa, de ordenamiento, de múltiple elección, etc..

-  Elaborar más de un tipo de exámenes en el caso de participante que se puedan “copiar”.

-  Distribuir la diversa dificultad de la prueba, incluyendo preguntas de solución más o menos fácil, con el propósito de discriminar convenientemente los aprendizajes de los participantes.

 

Cuidar las condiciones de la realización.

      El silencio en el lugar de la prueba es requerido por la mayoría de los participantes que tienen problemas para concentrarse cuando existe un fondo de conversación o ruidos molestos.  No se deberán atender las solicitaciones individuales de los participantes.  Sólo si se detecta algún tipo se error en algún examen, la aclaración se hará pública, con el fin de no trastornar la calidad de la prueba ni a atentar contra los principios de igualdad y justicia y la función didáctica del examen.  El hecho de copiar, “soplar”, etc.., desvirtúan igualmente estos principios.  Un momento clave para evitar este último problema, así como la posibilidad de suplantación de personalidad es el final de los exámenes por la confusión y desorden que habitualmente se producen.

 

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