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1. Concepto de Evaluación.
Todo proceso de Enseñanza-Aprendiza conforma una actividad
humana de primera magnitud con un actor principal, la persona
que aprende y con otro no menos importante que existe,
precisamente, para guiar ese aprendizaje, el facilitador.
En ella, se hace igualmente precisa la medida, valoración
y toma de decisiones, es decir, La Evaluación.
La Evaluación
tiene como finalidad principal orientar y mejorar el
desarrollo del proceso de Enseñanza-Aprendizaje.
Para poder emitir el juicio de valor se necesita disponer
de unos criterios o referentes con respecto a los cuales hacer
la valoración. Ramón Pérez Juste expresa con
gran claridad el concepto de Evaluación:
" La
Evaluación es una actividad consustancial al ser humano:
prácticamente sin darnos cuenta estamos evaluando,
emitiendo juicios de valores sobre toda la realidad que
nos rodea, se trata de personas, animales, objetos,
ideas o sentimientos. Cuando, al levantarnos, afirmamos
que hemos descansado bien, cuando nos cruzamos
con una persona y decimos que es agradable,
cuando leemos un texto y afirmamos que es calificador y
adecuado para niños de una determinada edad, cuando
veamos un animal doméstico y afirmamos que está
contento, cuando paseamos por un jardín y
consideramos que es relajante ..., estamos emitiendo
juicios de valor, estamos evaluando". |
Este autor
manifiesta que cuando apreciamos, cuando calificamos, cuando
atribuimos valorizaciones a realidades de todo tipo, se está
evaluando.
Las
actividades que realizan las personas
reciben una valoración; en unos casos para sancionar el
resultado o rendimiento de una tarea y en otros, para
retroalimentar el sistema al momento de descubrir las fallas,
lagunas o diferencias del proceso y tomar decisiones pertinentes
que reconduzcan, las acciones con el fin de mejorar el
rendimiento.
Las
actividades siempre se encaminan a la obtención de determinados
objetivos. Los humanos nos proponemos metas
a corto, mediano o largo plazo. Una vez que
hemos llegado al final de la actividad comprobamos las
coincidencias o desviaciones entre los objetivos propuestos y
los logros alcanzados. Pero entendemos que no es ésta la mejor
forma de que nuestra valoración y juicio sobre lo realizado
pueda tener efectos positivos sobre la acción, ya terminada.
Sí podría tener, en todo caso, efectos sobre futuras
actuaciones de idéntica índole.
Para que la
evaluación sea eficaz es preciso realizar de manera continua esa
valoración de los logros parciales que apuntan al producto
final, con el propósito de descubrir las
dificultades que surgen en el proceso, atenuar o separar los
obstáculos, adecuar la acción a los medios disponibles y
viceversa.
En el campo
de la educación la Evaluación debe ser utilizada de forma
organizada y sistemática, ya que ésta va unida a la actividad de
los facilitadores sobre sus participantes, teniendo un
procedimiento carácter de control de aprendizaje y de
acreditación de los niveles alcanzados, lo que no obsta para que
los buenos facilitadores se hayan servido de formas no
sistemáticas al servicio de otras funciones más pedagógicas,
como la ayuda a sus participantes a la mejora de los propios
procesos de enseñanza.
El valor
permanente de la Evaluación, como elemento integrante
del proceso de enseñanza-aprendizaje, debe ponerse de
manifiesto en todo momento, aunque en cometidos
diferentes según los sucesivos tiempos del proceso. |
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