5. Las pruebas de evaluación
en la Enseñanza a Distancia.
Cualquier
actividad del proceso de enseñanza-aprendizaje puede
proporcionar información para la evaluación, siempre que
previamente se haya decidido qué aspectos se pretende evaluar.
No obstante, a veces, puede ser necesaria la aplicación
de pruebas específicas tales como las pruebas de aplicación a
distancia y las presenciales, para la evaluación de determinados
contenidos. Pero debe cuidarse que no se
conviertan en situación permanente de examen para el
participante.
5.1 Las Pruebas de Aplicación a
Distancia.
Estas pruebas pueden
ser estructuradas de diversas formas, siempre en función de la
naturaleza del curso que se imparte. Aquí se
puede incluir trabajos amplios que requieran poner en juego
diversas capacidades cognitivas del participante, que evalúen
distintos objetivos de formación, hasta pruebas objetivas,
pruebas de ensayo o trabajos de elaboración; sean éstos teóricos
o prácticos.
Las pruebas a
distancia son estructuradas en forma de cuadernillos de
evaluación, cuadernos de trabajo o unidades de
evaluación, que consisten en ejercicio en los que se plantean
cuestiones a los participantes que éstos habrán de responder y
enviar a la institución que imparte el curso o al tutor al que
ha sido encomendado en participante en cuestión.
Esta prueba es muy
importante por la evaluación final de los participantes.
Por esta razón, el responsable de redactarlas debe
apegarse a una serie de criterios, normas o sugerencias que las
hagan más objetivas, válidas y fiables.
5.2 Las Pruebas
Presenciales.
En los sistemas de
enseñanza a distancia se adoptan las pruebas presenciales, como
un recurso para verificar el dominio de los participantes
respecto a los trabajos realizados a distancia por éstos, y si
los mismos han sido realizados por su exclusivo esfuerzo
personal.
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